12/12/06

MARRUECOS SALIDA KENITRA-LARACHE ASILAH-TANGER-CEUTA-ALGECIRAS-GRANADA (CAPILEIRA-GRANADA-MANRESA)


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De nuevo sorprendí al amanecer ya subido en la moto camino de Larache donde he de reconocer que no supe encontrar las ruinas de Lixus, a pesar de llegar a ver el cartel que las anunciaba, y de preguntar a más de 5 personas al respecto. Más se perdió en la guerra de Cuba … o sea que para el Norte que vamos, dirección Asilah, pueblecito costero del que todas las guías destacan su encanto.
Hombre, encanto exactamente no tenía mucho (cualquier pueblo de costa de nuestro litoral tiene mucho más), pero lo que es pestazo a pescado y mosquitos, de eso sí que había para dar y tomar. Tiempo de echar una foto junto a la alcazaba y gas para el Norte que los mosquitos con galletas no pegan mucho.

La ruta hacia el Norte va un rato bordeando el mar y es bonito, y a la vez extraño, ver grandes extensiones de playas vírgenes sin urbanización ninguna. El cielo estaba nublado, que si no no me libra nadie del chapuzón.
Llegada a Tánger, de nuevo una gran ciudad, bastante occidentalizada y con densa circulación. Un par de fotos y vídeos más, por ejemplo del puerto de Tánger, y me dirijo ya hacia Ceuta deseoso de acabar la aventura marroquí, llegar a Ceuta en primer caso, pasar el charco, unos cuantos kilómetros más de Algeciras a Granada, y por la tarde reencontrar a los compañeros del Club un día antes de lo que estaba previsto inicialmente, eso era lo que me motivaba en esos momentos.

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Las playas y calas vírgenes entre Tánger y Ceuta, una vez más, de lujo, para muestra un botón.

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El paso de la frontera sin problemas (evitando ya a los “ayudantes administrativos” como todo un veterano), y el reencuentro agradecido con Jimmy y su ducha de agua caliente y abundante, fue lo más destacado del mediodía, y las tapitas que nos empujamos en un bareto con la compañía de “El Cervecero”, otro miembro de nuestro ilustre club de africanos con el que echamos unas risas y gestionamos con Jimmy también la compra de unos pasajes de vuelta “ful”.Con la moto atada en el Ferry, me desplomé sobre el asiento y ni me di cuenta del notable oleaje que movía el barco más que en el viaje de ida.
Yo sólo podía cerrar los ojos y entrever paisajes de ensueño, mazizos montañosos, campos de flores exuberantes, cedros milenarios, zocos bulliciosos, monas bereberes, cascadas ensordecedoras, desiertos imponentes y silenciosos, …. en fin, todos aquellos retazos de tierra africana que llevaba conmigo en las alforjas de mi montura y en los recovecos de mi memoria.

Llegar a Algeciras, y tirar para Granada fue fácil, y unas horas más tarde ya estaba sentado en los jardines del Generalife viendo atardecer sobre la bella Granada, todo un lujo de Califas y Visires, de aquel tiempo en que nosotros fuimos ellos, o bien ellos fueron nosotros …….

Una hora más tarde me reúno en el Hotel con el clan de Africanos en la concentración motera. Ducha, cena, risas, y excursión nocturna al mirador de San Nicolás. Por la mañana ruta de asfalto primero, comidita y ruta de pistas después hasta el pie del Mulhacén en Sierra Nevada y hasta Capileira, ducha y cena de lujo entre amigos, más risas, y por la mañana empieza la vuelta hacia casa, y en un día caen uno tras de otro los próximos más de 1.000 kilómetros que me llevan hasta casa cual Ulises llegando al fin a Ítaca.

Reposando ya en el garaje de casa, no pude por menos que acariciar a la moto que había sido capaz de llevarme sano y salvo por tierra mar y aire, más de 5.200 kms. en 9 días por tierras inhóspitas y desconocidas, y reconocerla el mérito de haberse portado como una jabata, sin tan siquiera un solo pinchazo aún a pesar de los múltiples motivos que yo le di. Será una fashion, eso si, pero la Cucafera también es una MOTO con un par de perolos bien puestos y con todo lo que hay que tener.
Doy fe.
Cuco.

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