12/12/06

MARRUECOS SEXTO DIA MARRAQUESH-ORZOUD KOURIBGA-CASABLANCA-RABAT-KENITRA


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Amanecí ya preparado porque la “extensión Cataratas de Orzoud” no estaba prevista en mi plan de ruta, y además de añadir otros 150 kms a una jornada de 400, no tenía mapas de la zona, ni traks preparados, o sea que habría que navegar a ojímetro y fiándose de los carteles. Apareció además una fina llovizna que me hizo poner el traje de lluvia por precaución, aunque no hubiera sido necesario.
Al cabo de un par de horas me encontré el campamento de los todoterreneros, que despúes de visitar Marrakesh habían ido tirando de noche hasta encontrar un buen sitio en una curva al lado del camino ya de madrugada. Todavía dormían casi todos, y sólo dos de ellos se enteraron de mi presencia y me explicaron que les había costado una hora encontrar un sitio adecuado al gusto de todos para montar el campamento. Saludé y seguí mi camino con ventaja evidente para no encontrarnos ya más.
Los carteles no mintieron demasiado y efectivamente acabé en las cascadas de Orzoud, donde, una vez más, hubo que negociar el precio del aparcamiento, o eso parecía … Las cascadas son impresionantes, ya sea vistas desde el mirador de arriba, como desde los chiringuitos y el puente de abajo (la subida posterior hay que tomarla con calma porque de verdad que funde).
Arriba una mona berebere del lugar, y aquí la propia cascada.

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Al recoger la moto el tío quería cobrarme cinco veces más de lo acordado, devolviéndome incluso la moneda que le di, y diciendo que el precio que me había dado era por 15 minutos. ¡Anda que vas tu listo! Después de la discusión, cogí la moto y me marché sin siquiera volver a darle la moneda, y es que a esas alturas yo ya estaba de vuelta de todo….
Kilómetros de navegar un poco a la aventura y parada en Kouribga no tanto por la curiosidad de pintar las palmeras de colores como para descansar el culo que realmente ya estaba para el arrastre.

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Siguiendo con la ruta llegóse a Casablanca, mítico lugar al que le tenía ganas, donde cayeron la Gran Mezquita (la mayor del mundo), visita a la costa de “la Corniche”, con clubes, gims y restaurantes ultrafashion llenos de millonetis occidentales y segutaras de armario en las entradas, y por fin la visita obligada al piano de Sam (el que la tocaba otra vez más….), en el piano bar del Hyatt Regency Hotel donde tienen montada una especie de santuario a Humphrey Bogart y la adorada e impresionante Ingrid Berman.



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De gran ciudad a gran ciudad, y tiro por que me toca, para Rabat que vamos vía autopista (éste viaje pierde encanto por momentos …). Hubo suerte y no fue demasiado complicado encontrar la explanada de las columnas, con la Gran Torre de Hassam y el Mausoleo de Mohamed V, un lugar tranquilo y bonito para relajarse, rollo plaza olímpica en las confluencias del estadio de Montjuïc, las piscinas Picornell y el Palau Sant Jordi, todo ello en Barcelona.




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El plan hablaba de buscar un camping en Sale, al lado de Rabat (donde no hay), y salir por la noche a conocer la capital más a fondo, pero la pereza de preguntar por un camping del cual no tenía más datos en aquella ciudad enorme, y la obviedad de que la gran ciudad marroquí no tiene ya el encanto de aquellos paisajes de los días anteriores, junto a mi cansancio ya acumulado, me hizo decidir por tirar todavía más lejos, hasta Kenitra, donde el otro camping seguro que sería más fácil de encontrar en una ciudad menor, como así sucedió efectivamente. El camping era de lo más cutre, pero justo para plantar la tienda, dormir, y al amanecer vuelta a la moto no hacía falta ya más. Cómo en todas las noches africanas volvió a ser protagonista un animal, en éste caso el pastor alemán del vigilante nocturno (por llamarlo algo….), que después de un saludo afectuoso, decidió quedarse a dormir al lado de la tienda y la moto. Plus de seguridad pues en el precio de la estancia (1,9 euros al cambio).

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